Si te incluyes en esa categoría probablemente tengas la creencia, como
hablé en otra ocasión, de que todos nacemos con una vocación y hasta que no
encuentres la tuya no serás feliz porque no es normal que te gusten tantas
cosas y qué pasa si eliges una y te equivocas y te arrepientes toda la vida. Es
que eres una inmadura y es hora de sentar la cabeza. Así, seguido, tal cual;)
Así que voy a empezar con dos puntualizaciones. En primer lugar, hay personas
que tienen muy clara su vocación desde el inicio de los tiempos (yo misma, y
mira donde estoy ahora) y hay personas que no. Ambos casos son normales y están
bien, no hay nada malo en ninguna de esas opciones. En segundo lugar, deja de
compararte con los que sí tienen claro lo que quieren y céntrate en ti, ¿qué
puedes hacer al respecto? ¿Cómo decidir a qué dedicarte, qué opción elegir o
qué tipo de negocio empezar? Ya he dicho varias veces que compararte con los
demás no suele beneficiarte en nada y te mantiene igual de paralizada o más.
¿Qué implica exactamente esa
opción?
¿Cuáles son las ventajas e
inconvenientes?
Si es una decisión profesional o un tipo de negocio, plantéate también
qué tipo de vida llevarías y, lo más importante, ¿encajaría con el tipo de vida
que quieres?
Estas preguntas son fundamentales para dar el primer paso porque pocas
veces te paras a pensar en las repercusiones de cada opción, en lo que de
verdad implicarían. Por poner un ejemplo, puede que la idea de pasarte un año
recorriendo el mundo en un velero te parezca un sueño hecho realidad, pero
cuando piensas bien lo que implica te das cuenta de que no te apetece estar
tanto tiempo separada de tu familia o tanto tiempo en el mar. O a lo mejor te
atrae la idea de un puesto de gran responsabilidad pero cuando lo piensas bien
te das cuenta de que valoras el tiempo libre y no te apetece estar muchas horas
trabajando o tener a mucha gente a tu cargo. O te planteas utilizar una
determinada red social y cada vez que lo piensas te atrae menos lo que
conlleva… Cada persona es un mundo y lo que para unos es un sueño para otros
puede ser una pesadilla. Así que párate a analizar bien las implicaciones.
Lo segundo que puedes hacer es dejar de pensar. Está bien analizar
opciones pero, como siempre digo, mucho análisis produce parálisis. Pensando
sólo puedes llegar hasta un determinado punto y a partir de ahí sólo te queda
una cosa… Probar. Probar algo para ver si te gusta o no. No es necesario que
sea algo radical, puedes meter un dedo en el agua antes de lanzarte a la
piscina. Por ejemplo, puedes hablar con alguien que se dedique a eso, puedes
trabajar como voluntaria o en prácticas un tiempo. Tu mayor obstáculo ahora es
la excusa y la pereza, pero para hacer cambios hay que hacer cosas, si te
quedas sentada pensando no vas a conseguir nada, tienes que probar lo que
quieres, y si no te apetece probar más vale que te plantees otra cosa porque
cuando de verdad quieres algo haces lo que sea para lograrlo.
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